Todo viaje comienza con una importante reflexión: a dónde deseas ir y cómo se puede llegar hasta allí.

La practica de yoga es un viaje en sí mismo. En el mismo instante que nos colocamos encima de nuestra esterilla, comienza nuestro viaje. Sin ese primer pensamiento es muy probable que ni tan siquiera inicies esa primera vez en tu práctica. El tipo de viaje que planifiques dependerá del tipo de cambio que busques. Si tu deseo es mantenerte fisicamente activo, estar más delgado o mejorar algún dolor, tu viaje  irá dirigido a lo externo: si por el contrario tu deseo es un cambio interno, buscaras la auto-observación y el autoconocimiento. Cambiar, sin embargo es algo bastante inquietante, produce caos y desorientación y la mayoría de las veces intentamos evitar situaciones que nos hacen sentirnos incómodos y que nos obligan a trabajar duro. Es por esto que no solemos buscar experiencias realmente transformadoras. Lo habitual es que estas experiencias nos encuentren cuando precisamente estamos intentando evitarlas.

El yoga comienza con la escucha.

Cuando nos proponemos una actitud atenta y en silencio, dejamos espacio para que el mundo sea cómo es, damos permiso a nuestros cuerpos y mentes para que se puedan manifestar plenamente. El yoga comienza en el presente y esto es verdaderamente aterrador para una mente que vive permanentemente entre el pasado y el futuro. Sea cual sea el motivo que te acerca al yoga, ese momento requiere de absoluta honestidad. Si puedes ser completamente sincero entonces tu viaje interno comienza. En ese momento la tierra bajo tus pies es la única herramienta de que dispones, así que será necesario enraizarse y partir de cimientos fuertes. El cuerpo es nuestro talismán, nuestro instrumento de percepción y nuestro laboratorio. La clave para profundizar en la esencia verdadera de la mente depende de nuestra capacidad para discernir acerca de la naturaleza sutil de las percepciones físicas y su vinculo con los patrones internos de la respiración.

En la vida normal y cotidiana, nuestra atención se proyecta hacia el mundo externo para que podamos comprender lo que percibimos y navegar nuestra experiencia con destreza. Cuando logramos permanecer en contacto con nuestra observación y cavar un pozo cada vez más profundo, empezamos a ver más allá de las formas de percepción que hemos creado. Uno de los aspectos mas bonitos del yoga es que aprendemos a concebir el universo desde nuestro cuerpo y nos permitimos percibir de forma plena lo que sea que experimentemos en el momento sin apegarnos a esta percepción y al mismo tiempo sin rechazarla. A través de la practica constante de yoga empezamos gradualmente a movernos con  destreza entre distintos puntos de vista: desde los mas específicos a los más universales de nuestra experiencia.

Mientras posicionamos y movemos el cuerpo de una forma inteligente en posturas de yoga, los sentimientos, sensaciones, pensamientos y emociones que surgen, se convierten en la estructura misma de nuestra práctica; sus patrones y detalles nos conducen a una meditación natural.

Las prácticas físicas se vuelven nuestros propios medios para observar cómo nuestra inteligencia interactua con el mundo. Cada uno de nosotros tiene su forma de observar el mundo y a nosotros mismos, formas que seguramente se asentaron hace tiempo. Estos patrones de percepción son el resultado de aferrarnos a ciertas cosas que creemos desear o necesitar. De la misma forma se basan también en el rechazo de cosas que consideramos dañinas o inútiles. Todo esto queda instalado en las profundidades del cuerpo  que luego asoma a nuestra experiencia consciente. El contenido de nuestra observación puede ser luminoso y feliz pero también puede ser absolutamente miserable. Nuestro verdadero cambio consiste en permanecer alli presentes para mirarlo con una mente y un corazón abiertos, esta es la base de la práctica de yoga. Comprendemos al final que el poder de la observación clara es mucho más importante que una extensión hacia atrás, hacer una postura con un equilibrio imposible o aguantar cinco minutos la respiración. Ocurre esta hallazgo cuando nos damos cuenta que nuestra forma de percibir el mundo son también patrones físicos dentro del cuerpo que han echado raíces en nuestra piel y en la musculatura más profunda. La practica de asana, cuando se realiza conscientemente es un miniteatro de la mente y el corazón. La forma en que nos movemos y sotenemos nuestros cuerpos cuenta nuestra propia historia.

L A RESPIRACIÓN

Mediante la práctica de asanas bien alineadas empezamos a reconocer que nuestros sentimientos y sensaciones están conectados integralmente con la respiración. Se dice que la mente y el aliento interno nadan juntos. Esta relación es el secreto del Hatha Yoga; si podemos controlar uno de los dos, establecemos el dominio sobre el otro.

Cuando inhalamos experimentamos el patrón expansivo y ascendente de la respiración hasta que nos encontramos con el tope y ese patrón expansivo  es reemplazado por el impulso de retracción hacia el centro del cuerpo. Es entonces cuando se produce el enraizamiento, aunque sin la inspiración para crecer no se produce el deseo de atravesar la tierra y enraizar.

LA FINALIDAD

La practica de yoga conduce a una experiencia directa del discernimiento. Este destello puede surgir en cualquier momento de la práctica aunque sea instantáneo. Este proceso nos lleva a una experiencia directa del aquí y ahora, por tanto el yoga nos lleva a algo tangible, accesible y de amplio espectro, aparentemente interminable. Lo mas importante es que esa experiencia esta arraigada al momento presente y por tanto es innegablemente transitoria.

¡BUEN VIAJE!

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